A través de la horticultura no solo ayudamos que nuestros alumnos aprendan contenidos curriculares de forma practica, sino que también se fomenta la alimentación sana y la sensibilización medioambiental.
Participar en el proceso de un cultivo, desde la siembra de la semilla hasta la cosecha del fruto, es un manera de reconocer mejor el sentido de los esfuerzos, de educar en la virtud de la paciencia.
Preparar la tierra
Plantar las semillas
Regar y esperar
Los primeros brotes
Recogiendo los frutos
Esta secuencia fotográfica que muestra un proceso que abarca varios meses. Para cultivar la paciencia en los más pequeños, hay que pensar actividades que puedan ejercitar ellos mismos, deben de ser agradables y que no tengan un resultado inmediato, a la vez que conlleven un esfuerzo, o el hecho de soportar pequeñas dificultades.
Ayudarnos de los propios ciclos de la naturaleza, entrando en contacto con esta, al aire libre, estaremos ayudando a los niños a ejercitar esta virtud, de acuerdo con sus posibilidades y edad, de una forma amena y natural.
Como toda virtud, no se alcanza en dos días, Necesita de hechos que convertimos en rutinas buenas que, por serlo, terminan haciéndose parte de nuestra esencia, de nuestra forma de ser, de nuestro carácter. Y esto solo requiere dos pilares que asienten nuestro día a día: voluntad y paciencia.